A veces la veo, perdida entre las sombras de la noche. Se esconde en los árboles, en los rincones misteriosos, entre la gente. Camina envuelta en una capa que le cubre el rostro, encorvada, con la virtud de los años a cuestas. Aparece como un reflejo y cuando volteo a verla se desvanece a mis ojos. La anciana me acecha permanentemente, a mí y a todas nosotras, pero su acecho no infunde miedo sino respeto. Es su manera de llamarnos la atención, es una advertencia, es una memoria viviente. Su mensaje es hacerse presente, es recordarnos que estamos custodiadas por su sabiduría y por nuestras ancestras. Nos refleja la antigüedad de nuestra alma para evitar que caigamos en la ilusión de ser el cuerpo físico que habitamos. La bruja anciana vive en nosotras como nuestra consciencia, nos susurra nuevos desafíos cuando nos hemos entumecido en la rutina, nos sacude el cuerpo y nos eriza la piel, nos despeina y nos descalza y besa nuestra frente cada noche para bendecir nuestros sueños, para llevarnos al espacio de misterio y para recordarnos que estamos viviendo!!
Luna
Lak´es a la kim
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