Leyenda celta de duendes, devas y gñomos:
La leyenda cuenta que viven bajo la tierra.
Como no tienen la luz del sol, sus cuerpos irradian luz, como si su corazón estuviera bañado en oro, un resplandor dorado irradia desde su pecho dando vida a las plantas, iluminando todo a su paso. Allí en el mundo de las sombras, la luz emerge con más fuerza.
Para cada uno de nosotros existe uno de ellos, su aspecto es prácticamente el mismo, aunque a simple vista se puede ver su interior más que su exterior.
Cada uno está enlazado a su doble mixto, por un cordón dorado.
En el mundo de las sombras el corazón es el bien más preciado y debe mantenerse puro para poder iluminar mejor.
En el mundo del medio habitamos los mixtos, unidos a los seres de las sombras y a los seres de la luz. Los mixtos no recordamos como generar luz, asique la tomamos de otros seres.
Cuando un mixto recuerda como generar luz propia, pasa al mundo de arriba. Los de arriba generan luz con todo su ser y están conectados a los mixtos por un cordón de plata.
Si un mixto sube, su doble de la sombras, pasa al mundo del medio y se olvida de usar su corazón para generar luz, pero no importa, su nueva sombra que viene del cielo lo ayuda.
Porque cuando la tierra necesita luz, los seres de arriba vuelven abajo y todo empieza otra vez y es por ésto que apurarse carece de sentido, no vamos a ningún lado.
Memorias de Luna
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