martes, 20 de septiembre de 2016


Los Pies en la Tierra

Las mujeres están biológicamente preparadas para contener y abrigar. Por ello suelen tener bien aceitados los engranajes de los mecanismos de conexión con el mundo emocional e interno. En cambio, los varones en general nos llevamos mejor con la acción. Nos sentimos cómodos haciendo, y cuando hay algo con lo que no podemos actuar, podemos frustrarnos y sentir como la impotencia nos invade. Cualquier mujer que haya compartido algún pesar con un hombre, podrá atestiguar que casi con seguridad, éste le ofreció inmediatamente varias soluciones posibles. 

La biología y el accionar nos lleva a los padres hacia afuera, hacia el contacto con el mundo exterior. Los Zulúes tienen un ritual que realizan con la llegada de cada recién nacido. La partera toma al bebé y lo coloca sobre el pecho de la mamá y luego de unos instantes es ésta quien le da el hijo al papá, quien lo toma suavemente y lo baja hasta que sus pies toquen por primera vez la tierra y luego lo presenta al resto de la comunidad. En este ritual queda reflejado simbólicamente que la relación primaria es con la madre. Y que los padres podemos tomar a nuestros hijos más fácilmente cuando son sus manos las que nos los acercan. Manos amorosas y confiadas en nuestra tarea. Bajar a la tierra, conectar con lo concreto, acompañar. Necesitamos esa confianza, esa mirada que nos diga “como vos lo hagas va a estar bien, yo apruebo tu modo.” 

Bendita complementariedad que nos otorga roles diferentes. Y es precisamente en esas diferencias que nuestros hijos enriquecen el abanico de recursos amorosos que reciben de nuestra parte. 

Fernando


Lak´es a la kim

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