martes, 31 de octubre de 2017


 
La verdadera fiesta de Hallowen.
Hoy quería hablaros de Samhain. 


 Quería contaros algo sobre su origen y sus tradiciones, explicaros su verdadero significado, pero durante ésta última semana se han publicado suficientes artículos sobre ello en internet y no quería repetir lo mismo. Así que he decidido, si me dejáis, que en lugar de escribir sobre datos y folklore, os voy a llevar a un pequeño viaje en el tiempo. Os voy a llevar a un Samhain de hace muchos, muchos siglos. En alguna de aquellas aldeas celtas que  poblaban Europa. Venid, entrad conmigo en la pequeña casa de piedra. Es cálida y sencilla, y una anciana está sentada junto al fuego, esperando…

“¿Por qué tarda tanto? ¿Por qué es tan largo el día? No puedo evitar que mis ojos se desvíen continuamente hacia la ventana, pero el sol siempre parece estar en el mismo sitio. Este día parece no acabar nunca.
Estoy cansada. Muy cansada. Mis piernas ya no son tan fuertes como antes y mis manos tiemblan más cada otoño, pero a pesar de ello, todo está preparado ya. He puesto la mesa y preparado tu comida favorita. ¿Recuerdas? El olor me llega desde donde el guiso hierve al fuego, y recuerdo tantas veces en que te quemaste la lengua por no poder esperar a que se enfriase un poco. Yo me reía y tú fingías enfadarte. Mi mente vieja y cansada se burla de mí, porque parece que fue esta misma mañana cuando yo aún me reía y tú soplabas sobre tu plato.
Hace poco he revisado las velas dentro de los nabos, le pedí a los niños que colocaran algunas fuera de la casa para que puedas encontrarme en la oscuridad. También pondré alguna en la ventana, aunque creo que no hará falta. En la aldea encenderán una hoguera para celebrar el fin del verano y todo estará iluminado mientras dure el banquete. Mañana empieza otro año. Un invierno más sin ti. ¿Realmente hace tanto que te fuiste?
Es casi como si mi vida se hubiera detenido aquel día. Yo sigo siendo la misma mujer que te vio marchar desde la cima de aquella colina una mañana de primavera con mi pelo rubio tapándome los ojos por el viento. Pero por fuera… si me vieras… mi pelo hace mucho que dejó de ser rubio. Mis manos están arrugadas y mi cuerpo seco, vencido por tantos inviernos sobre esta tierra. Me pregunto si me reconocerás. Si conseguirás ver en mis ojos algo de todo lo que fui.
He vivido mucho, más que la mayoría. He sido feliz y he tenido una buena vida. Las niñas crecieron y tuvieron hijos, muchos. Corretean cerca de aquí, buscando cortezas y musgo para vestirse como los Sidhe para que les confundan con los suyos y no se los lleven con ellos. Les oigo reír, para ellos es un juego mezclado con medias verdades. Hoy no se acercarán mucho al bosque, dudo incluso que se alejen mucho de la hoguera. No puedo evitar sonreír cuando les veo hacerse los valientes mientras a escondidas lanzan miradas furtivas a su alrededor. Como hacíamos nosotros…
No puedo creer que falte tanto aún. El Sol aún no se pone… ¿No llegará nunca la noche…?
Nunca regresaste. Te esperé tanto tiempo… Mi corazón se heló al igual que la tierra aquel primer invierno. Fueron tantas las estaciones en las que corrí a la colina cada mañana para esperar tu regreso… Y recuerdo cuando supe que nunca volverías, cuando me contaron que era inútil esperar. Tantas noches de lágrimas, tantos años de soledad… Fue tan poco el tiempo  que tuvimos…
Hoy he estado en el bosque, quería recoger unas hierbas y unas setas. A veces se enfadan conmigo por salir sin compañía, tienen miedo de que me fallen las fuerzas o me pase algo y  muera sola donde nadie me encuentre. No entienden. No comprenden que nada podía pasarme aún… Pobres niños ingenuos. A veces parece que no recuerdan quién soy. Quién he sido para ellos. La edad no ha mermando en nada mi poder, mis conocimientos. Por el contrario, parecen haber aumentado. Cada vez veo más. Percibo más. Sé más. Por eso sé que hoy…
He paseado por donde solíamos caminar tú y yo. Casi me ha parecido vernos, tan jóvenes, tan felices, tan confiados en todos los años que tendríamos por delante… Ojalá hubiese sabido entonces…, aunque creo que nada hubiera sido distinto.
He vivido mucho, sí. Y aunque llegó un día en el que el dolor remitió y me permitió vivir una vida feliz, a veces lo sentía despertar y morderme el corazón con tanta fuerza que me doblaba en dos. Cada vez que estaba a punto de olvidar tus ojos, tu risa, tu voz susurrando mi nombre… Te soñaba. Y de repente todos los recuerdos regresaban y me despertaba en medio de una agonía de lágrimas y desesperación. Contaba los días hasta el próximo Samhain y te esperaba, ¡cómo te esperaba!… Pero nunca regresaste.
Con el tiempo el dolor fue cada vez menor, y te convertiste en un hermoso recuerdo. Mis sueños se fueron haciendo más dulces. Eran citas en las que te contaba cómo era mi vida sin ti. La vida sencilla de una sacerdotisa de una aldea sencilla.
¡Tengo que recordar las manzanas! Últimamente mi pensamiento habita más en el pasado que en el presente y olvido cosas. He cogido unas manzanas de nuestro árbol para que puedas reponer fuerzas por el viaje. Hoy no podían faltar en la mesa. He probado una y he recordado aquella tarde haciendo sidra, cuando el olor impregnó nuestras ropas y tardó tanto en irse…
Escucho voces junto a la casa, van hacia la fiesta. Les he dicho que más tarde me reuniré con ellos. Ha sido un buen verano, la Diosa nos ha dado buenas cosechas y no creo que sea un invierno especialmente duro, comprendo su alegría por la celebración. Será un poco triste porque hemos tenido pérdidas recientes, pero hoy tendremos visitas. Hoy los Dioses nos enviarán sus mensajes, aunque este año no seré yo quien los reciba. Hay sangre nueva que puede continuar con mi trabajo.
La habitación parece más oscura, las sombras avanzan sobre la pared. Mi corazón empieza a latir más fuerte. ¡Ya está! ¡El Sol se ha puesto! Después de tantos años esperando… Estoy temblando. ¡El velo se ha abierto! Voy a encender las velas, la puerta está abierta… quiero ver el camino que atraviesa los campos. Quiero ver el último rayo de sol desapareciendo.
¡Seré tonta! Estoy llorando como hacía años que no lloraba. Apenas puedo contener la emoción. Me ahoga por dentro entre sollozos. ¿Tardarás mucho más? No quiero sentarme. Quiero esperar de pie. Quiero verte llegar. Quiero verte volver a mí, después de tantos años…
No veo bien, la neblina apenas me deja ver sombras a lo lejos. Siento los latidos de mi sangre en las sienes, en el pecho, la impaciencia me devora. Sé que esta vez vendrás. Sé que por fin volverás a casa. Por favor, ven ya… han sido demasiadas noches sin ti.
Entre lágrimas veo. La bruma se aclara. Una figura se acerca por el camino. Tan alto como siempre. Tan joven como siempre. Tan hermoso como siempre fuiste. Mi amor perdido. ¡Estás aquí! Río entre lágrimas mientras me dejo caer sin fuerzas entre tus brazos. Tenía tantas cosas que contarte. Tanto que decirte. Y ahora comprendo que no es necesario. Ya no hay prisa. Por fin el velo de Samhain se ha abierto para nosotros. Por fin has podido regresar, y sé por qué.
Nada me retiene aquí ya. Todo está hecho. Todo está vivido. Es hora de marchar, contigo. De tu mano. Hay tanta luz en tus ojos. Tanto amor en tu corazón. No miro atrás. A mi hogar, mi aldea, mi cuerpo viejo que sonríe sentado junto al fuego. No. Sólo puedo mirarte a ti y hacia delante. Hacia la orilla donde Ella nos espera en Su barca para llevarnos a casa.
He estado tanto tiempo sin ti… – te digo. – No, amor. Apenas ha sido un momento – me dices sonriendo. Y sé que tienes razón. ¿Qué importan unos inviernos, cuando estamos hechos de eternidad?
Y mientras en toda la tierra los que hace tiempo que partieron cruzan el velo para encontrarse con sus amados vivos, nosotros viajamos cruzando el río del tiempo hacia nuestro hogar. Mientras la Diosa rema sonriendo, rema y escucha a todos aquellos que llaman, que  recuerdan, que le piden que lleve su amor a sus muertos…
Ataecina…Ategina…
Recuérdales… recuérdanos… “
Feliz Samhain, mis brujas.
Feliz noche de recuerdos, manzanas y velas en calabazas para guiarles a casa.
Feliz Año Nuevo.
Hyedra de Trivia
(Eva Hyedra López)


Lak´es a la kim