Ensueño céltico
Celtas, pienso en vosotros esta tarde,
cegado por un sol mediterráneo
que no es mi sol. En vuestra deliciosa
costumbre de sentiros tan a gusto
en un nublado Más Allá. En las brujas
que inventasteis entonces y que siguen
coleando en las páginas de Dahl.
En los héroes de vuestras epopeyas,
capaces de viajar al Paraíso
o de adentrarse en medio del Infierno
con la espada en la mano. En los druidas
de vuestra primitiva religión,
proféticos y astrales como piedras
de Stonehenge. En las hadas bienhechoras
o no (que eso depende de que uno
las recuerde u olvide en sus plegarias),
que han brotado de vuestra fantasía.
En Iseo la rubia y en Ginebra
la adúltera. En Arturo y en Cuchulainn,
y en Merlín de los bosques y en Tristán.
que no es mi sol. En vuestra deliciosa
costumbre de sentiros tan a gusto
en un nublado Más Allá. En las brujas
que inventasteis entonces y que siguen
coleando en las páginas de Dahl.
En los héroes de vuestras epopeyas,
capaces de viajar al Paraíso
o de adentrarse en medio del Infierno
con la espada en la mano. En los druidas
de vuestra primitiva religión,
proféticos y astrales como piedras
de Stonehenge. En las hadas bienhechoras
o no (que eso depende de que uno
las recuerde u olvide en sus plegarias),
que han brotado de vuestra fantasía.
En Iseo la rubia y en Ginebra
la adúltera. En Arturo y en Cuchulainn,
y en Merlín de los bosques y en Tristán.
Celtas, que habéis forjado los cimientos
de Europa desde Hallstatt y La Tène;
que hicisteis de Britania y de Galicia,
de Armórica, de Gales y de Hibernia
topoi de un mismo sueño compartido
por quienes nos sentimos europeos
(es decir, celtas, griegos y romanos,
germanos y cristianos a la vez).
Celtas, que habéis llevado la contraria
al mismísimo Hamlet, cuando dijo
que no hay nadie que vuelva de la muerte,
pues no hacéis otra cosa que contarnos
cosas del otro lado del espejo,
ese país que conocéis tan bien.
He pensado en vosotros esta tarde,
abrumado por un sol de injusticia
que no es mi sol.
de Europa desde Hallstatt y La Tène;
que hicisteis de Britania y de Galicia,
de Armórica, de Gales y de Hibernia
topoi de un mismo sueño compartido
por quienes nos sentimos europeos
(es decir, celtas, griegos y romanos,
germanos y cristianos a la vez).
Celtas, que habéis llevado la contraria
al mismísimo Hamlet, cuando dijo
que no hay nadie que vuelva de la muerte,
pues no hacéis otra cosa que contarnos
cosas del otro lado del espejo,
ese país que conocéis tan bien.
He pensado en vosotros esta tarde,
abrumado por un sol de injusticia
que no es mi sol.
Luis Alberto Cuenca.
Lak´es a la kim
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