martes, 14 de julio de 2015



¿QUIENES ERAN LOS CELTAS?





Los celtas salimos de la comarca comprendida entre el Rin, el Elba y el Danubio ocho o diez siglos antes de nuestra era.
Pertenecíamos a una raza aria o indoeuropea, por lo que éramos hermanos de origen de los germanos, eslavos, tracios, indios, persas, italiotas, griegos etc.
Cuando hacia el siglo XV antes de Cristo los italiotas y griegos fueron a establecerse uno a la península italiana y otro a la griega, los celtas nos quedamos aún en Europa Central.

Hacia el siglo IX ocupamos las tierras entre el Rin y el Sena y atravesamos el Canal de la Mancha.

Hacia el 500, tras empujar a los ligures, penetramos en España. Un siglo más tarde nos extendimos por todo el valle del Po italiano y poco después invadimos el Danubio medio y bajo.
Atacamos Iliria y entramos en contacto con los macedonios y los griegos, de tal modo que en el siglo IV ningún otro pueblo poseía un imperio comparado al nuestro en extensión. Imperio que fue efímero pues acabmos por dividirnos pronto en una porción de pueblos distintos.


En cuanto a los celtas insulares, debieron establecerse en Gran Bretaña hacia el siglo IX u VIII, se ignora como lo hicieron, pero si se sabe que en los siglos III y II Antes de Cristo los bretones y los belgas cruzaron el canal de la mancha uniéndose a los Goidels o expulsándoles más hacia el interior.
Por consiguiente hay dos grupos de celtas insulares los goidélicos y los bretones. Las grandes divinidades son comunes, aunque con evoluciones fonéticas y diferentes interpretaciones que cada uno hizo a su modo.

En cuanto a su historia mítica, tiene dos fases. La primera de las razas que invaden Irlanda es la de Cessair, que desembarca en Irlanda para huir del diluvio.
Tras el diluvio empieza una segunda fase con cinco invasiones. La primera es la de Partolón, la segunda la de Nemed, la tercera la de los Fir Bolg, la cuarta la de los Tuatha De Dannan y la quinta la de los Hijos de Milé.

Tipológicamente éramos rubios y de elevada estatura y nuestro origen se relaciona más claramente como una división de los pueblos caucásicos que como una parte de los pueblos nórdicos

Desde el punto de vista histórico, los celtas fuimos los primeros que formamos en Europa central un imperio entrando en contacto con otros pueblos de los que asimilamos otras formas de vida, como fueron los ritos funerarios aportados por las emigraciones procedentes del centro y sureste de Europa que introducen el rito de la cremación de los cadáveres cuyas cenizas se depositan en urnas bajo tierra (cultura de los campos de urnas).



La superioridad de nuestras armas, espadas de hierro, nos dotó de un poder dominador, pero nos mezclamos con los pueblos conquistados. Durante el período del Hallstatt (650-400) dominamos a los ligures en el centro y norte de la Galia, llegamos a las islas Británicas y penetramos también en la península ibérica, a principios del siglo V a. C. (aunque las primeras manifestaciones célticas se datan en los campos de urnas de Cataluña del siglo IX), donde vivían fenicios e iberos. En el norte de la península Itálica luchamos contra los etruscos, en la península de los Balcanes derrotamos a los griegos y saqueamos el santuario de Delfos.
Llevamos nuestras conquistas hasta el Asia Menor.


Nunca llegamos a formar un estado unitario, pero sí poderosos grupos semifeudales unidos por necesidades de defensa común.

Con el desarrollo de La Tène (hacia el año 400 a.C.), los celtas, ahora denominados galos, invadimos el valle del Danubio y parte del Asia Menor, pero poco después comenzamos a ser derrotados, especialmente, por los romanos que, al extenderse por el Mediterráneo y por Europa, colisionan con el mundo céltico.

Durante el siglo III a. C., nuestro Imperio Celta perdió su unidad y se desintegró en multitud de reinos independientes.No obstante, nuestros restos en lo que actualmente es Francia, España e Italia y entre otros países, resistieron bravamente a las legiones romanas. En España probablemente entramos por los Pirineos y después de extendernos por el norte y oeste seguimos haciéndolo por el centro y sur. Fuimos rápidamente absorbidos por los indígenas, los íberos, dando lugar a la raza celtíbera.

Nuestros caracteres culturales se cifraban en tener una religión panteísta y misteriosa
Creíamos en la reencarnación o transmigración de las almas y en la existencia de otra vida después de la muerte. Adorabamos a los astros y a dioses superiores, que tenían suficiente poder para influir en nuestro destino, adversa o favorablemente. Nuestro culto lo practicabamos en la cumbre de una montaña o en la espesura de los bosques.

Eramos una raza sumamente fuerte que, en tiempos de paz, nos dedicábamos a la caza y a la pesca, quedando las mujeres al cuidado de las faenas agrícolas y domésticas.
Las cosechas se repartían por igual entre todos los ciudadanos.


Lak´es a la kim









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